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Castillo de Manzanares el Real

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Terminado en el s. XVI,  mostraba la opulencia de una familia a la que el emperador Carlos V concedió la Grandeza de Primera Clase. Los Mendoza

Esta fortificación fue escenario en 1982 de la firma de la constitución de la Comunidad de Madrid tras  aprobarse el régimen de las autonomías.

Conocido también como castillo de los Mendoza, esta joya arquitectónica de Madrid  es un palacio-fortaleza de origen bajomedieval

El Castillo de Manzanares El Real es una de una de las grandes joyas arquitectónica que tenemos en la Comunidad de Madrid y fue el escenario de la firma de la constitución de la misma tras aprobarse el régimen de las autonomías.

El  conocido también como castillo de los Mendoza  es un palacio-fortaleza de origen bajomedieval​ que se encuentra en el municipio de Manzanares el Real al norte de la comunidad de Madrid y al pie de la sierra de Guadarrama junto al río Manzanares, que en ese tramo es retenido en el embalse de Santillana.

Edificado en el siglo XV sobre una iglesia románico-mudéjar, que quedó integrada dentro de la estructura, fue concebido como la residencia palaciega de la Casa de Mendoza, uno de los linajes más influyentes de Castilla durante la Baja Edad Media y el Renacimiento.​ Sustituyó a un castillo anterior, que estaba situado en un enclave cercano, propiedad igualmente de la citada familia.

Mezcla de estilo que lo hace único

En la construcción de este castillo participó el arquitecto Juan Guas (1430-1496), quien utilizó trazas gótico isabelinas con influencias hispano-musulmananas. Este castillo está considerado como el precedente del Palacio del Infantado (Guadalajara),​obra clave de la arquitectura renacentista española, donde el citado autor dejó definido el prototipo palaciego del reinado de los Reyes Católicos.

Gracias a sucesivas restauraciones, el antiguo castillo de los Mendoza presenta un excelente estado de conservación.​ Actualmente alberga un Centro de Interpretación sobre el medievo, además de una colección de tapices, pinturas, armaduras y muebles de los siglos XVI a XIX. La fortaleza fue declarada Monumento Histórico-Artístico en el año 1931. Esta edificación es propiedad del Ducado del Infantado, si bien su administración y uso corresponde a la Dirección General de Turismo de la Comunidad de Madrid, que permite su visita y la celebración de actos de carácter público e institucionales dentro del recinto.

En la construcción de este castillo participó el arquitecto Juan Guas (1430-1496), quien utilizó trazas gótico isabelinas con influencias hispano-musulmananas.

Más que un castillo, Un palacio de postín

El castillo de los Mendoza se realiza en el último tercio del siglo XV, en un momento en el que la construcción de fortalezas, con la Reconquista prácticamente finalizada y las casas nobiliarias plenamente asentadas, no obedece tanto a necesidades defensivas como al afán de transmitir una imagen de riqueza y poder. Los elementos arquitectónicos típicos de las fortificaciones, tales como matacanes, merlones, aspilleras, fosos o barbacanas, se ponen al servicio de esta idea y quedan supeditados al concepto de mansión señorial, más acorde con las ideas prerrenacentistas de la época.​

Dentro de este contexto, el castillo de Manzanares el Real se erige como la residencia palaciega de uno de los linajes más influyentes de la Castilla bajomedieval. Bajo la apariencia de una fortaleza, los Mendoza levantan un grandioso palacio, en el que prevalecen las inquietudes estéticas, como prueba el hecho de que contrataran al prestigioso arquitecto Juan Guas, sobre cualquier intención defensiva. De hecho, su ubicación a nivel de la zona que lo rodea lo hacen más vulnerable a posibles ataques.

El resultado final es un conjunto que hace suyas las premisas de la arquitectura palaciega, como el equilibrio de formas, la simetría de volúmenes y el gusto por lo decorativo.​ Además de estos rasgos, el castillo presenta algunas trazas de arquitectura religiosa, visibles en la capilla que aloja en su interior.

Bajo la apariencia de una fortaleza, los Mendoza levantan un grandioso palacio, en el que prevalecen las inquietudes estéticas

Ni Segovia, ni Madrid. Para los Mendoza

Las tierras que rodean el curso alto del rÌo Manzanares, conocidas como El Real de Manzanares desde tiempos de Alfonso X el Sabio (1221-1284),​ fueron objeto de frecuentes disputas entre los distintos poderes surgidos tras la Reconquista, debido a su riqueza agropecuaria y forestal.

Las Comunidades de Villa y Tierra de Segovia y Madrid protagonizaron diferentes litigios a lo largo del siglo XIII, que fueron resueltos en el siglo XIV por el rey Juan I de Castilla (1358-1390) con la donación de la comarca a la Casa de Mendoza, a través de Pedro González de Mendoza (1340-1385),​ mayordomo del monarca.

Al hijo mayor de éste, Diego Hurtado de Mendoza (1367-1404), almirante mayor de Castilla, se le atribuye la construcción de una primera fortaleza en la zona, de la que se conservan restos, que reciben el nombre de castillo viejo de Manzanares el Real. En el último tercio del siglo XV, los Mendoza decidieron sustituirla por otra edificación, de mayores dimensiones y más lujosa, acorde con la notable influencia política y económica alcanzada por la familia.

Las Comunidades de Villa y Tierra de Segovia y Madrid litigaron a lo largo del siglo XIII por el castillo y sus tierras y el rey Juan I de Castilla donó la comarca a la Casa de Mendoza

Ducado del Infantado

La nueva residencia fue promovida por Diego Hurtado de Mendoza y de la Vega (1417-1479), nieto del almirante y primer duque del Infantado. Gracias a su testamento, se sabe que las obras ya estaban en marcha en junio de 1475. Tras su fallecimiento, los trabajos quedaron paralizados durante un tiempo. Su hijo primogénito, Diego López de Mendoza y de la Vega (1438-1500), los retomó probablemente en 1480​ y optó por modificar el proyecto original, con la incorporación de un nuevo cuerpo por la parte Este, que aumentaba sensiblemente el espacio estancial. Asimismo, contrató los servicios de Juan Guas (1430-1496), arquitecto de los Reyes CatÛlicos y autor del Palacio del Infantado (Guadalajara) y del Monasterio de San Juan de los Reyes (Toledo),​ para que homogeneizara y embelleciera el conjunto.

A Guas se deben los elementos gótico isabelinos del edificio, entre los que destacan la galería meridional, el patio porticado, los caballeros que rematan las torres angulares y la decoración de la coronación y del saledizo del adarve.​

Un castillo con vistas

El embalse de Santillana forma hoy parte de las maravillosas vistas que se contemplan desde el Castillo de los Mendoza, aunque sus primeros moradores no pudieran disfrutar de ellas.

Fruto del impulso de Joaquín de Arteaga y Echagüe (1870-1947), marqués de Santillana y duque del Infantado, quien empleó buena parte de su fortuna en un ambicioso plan, del que salió la primera red hidroeléctrica que llevó energía a Madrid, el castillo de Manzanares tiene hoy unas vistas increíbles.

Todo empezó en 1899, cuando el marqués adquirió los derechos de tres metros cúbicos por segundo de las aguas del río Manzanares.

En 1905 se constituyó la Sociedad Anónima Hidráulica Santillana y en 1908 se inauguró el embalse cuya finalidad era regular el caudal con el que se iban a alimentar diferentes saltos de agua para la producción de electricidad.

Se pusieron en marcha tres saltos (uno en la propia presa, otro en Navallar, en el término municipal de Colmenar Viejo, y otro en el Cerro de la Marmota, en las lindes del Monte de El Pardo), según el proyecto desarrollado por los ingenieros Antonio González Echarte, Carlos Mendoza y Alfredo Moreno. 

El complejo, que era capaz de generar una corriente de 15 kw, daba servicio a Colmenar Viejo, Fuencarral, El Pardo, Chamartín, San Sebastián de los Reyes, Alcobendas, Pozuelo de Alarcón y a distintas instituciones radicadas en Madrid, como el Palacio Real y la desaparecida Diputación Provincial.

Además, llevaba agua potable a la zona septentrional de la capital, allá donde no llegaba el Canal de Isabel II.

En 1930 Hidráulica Santillana fue absorbida por Hidroeléctrica Española y Unión Eléctrica Madrileña. En 1965 un decreto ley permitió al Canal de Isabel II hacerse con el control del Embalse de Santillana, que, desde entonces, tiene como uso principal el abastecimiento de agua.

Para reforzar esta función, en 1971 se construyó una nueva presa junto a la antigua, que, con una altura de 40 metros, permitió duplicar la capacidad del embalse original (de 47 a 91,2 hectómetros cúbicos).

La estructura primitiva fue sumergida, aunque quedaron al descubierto varios elementos arquitectónicos de gran singularidad.

En todo caso, el embalse forma hoy parte de las maravillosas vistas que se contemplan desde el Castillo de los Mendoza, aunque sus primeros moradores no pudieran disfrutar de ellas.

El Castillo de Manzanares el Real como nunca lo has visto

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Redacción Información y Ocio